jueves, 12 de noviembre de 2015

YA TENGO EL CARNET. ¿QUÉ COCHE COMPRO? (1)

De segunda mano, claro, porque lo rayaré, lo abollaré algo, igual rompo algún espejo... y diésel, ¿no? Porque gastan menos, salen más baratos...

Un coche viejo que siempre me gustó,
pero nada aconsejable para empezar a conducir.
Esto es lo que suelen pensar la mayoría de las personas cuando acaban de salir de la autoescuela, y en ir acompañados “los primeros días” por padres, novios, hermanos, amigos, maridos... que ya llevan un tiempo conduciendo. Les parece lo más natural y lógico del mundo, para darles seguridad (dicen), por si pasa algo (añaden), para evitar algún accidente, por pequeño y leve que sea, porque ven bastante probable que ocurra. Generalmente, curiosa coincidencia, tanto hombres como mujeres suelen preferir que su acompañante sea un hombre. 

Pues siento contradecir a tantos pero, normalmente, lo mejor es hacer justamente lo contrario de lo que mandan todos estos tópicos tan fuertemente arraigados: el coche de gasolina y nuevo, y solos. Esto es lo ideal. Luego, en la medida de las posibilidades de cada cual, la idea fundamental es acercarse a ese ideal al máximo. 

EL COCHE

Parto de la base, de que cuando una persona se dispone a trabajar con una máquina por primera vez, en principio, lo más eficaz, fácil y seguro es que lo haga con la mejor posible, entendida esta última condición en términos relativos, desde luego. Cuando adquiere suficiente experiencia y se desenvuelve bien en esa labor, podrá sentirse más o menos cómoda con una u otra, gustarle más o menos, pero es seguro que podrá manejar con seguridad y eficacia cualquiera. 

¿Por qué nuevo? 
  • Las posibilidades de sufrir averías, anomalías o irregularidades en su funcionamiento son ínfimas.
  • Hasta los más asequibles disponen de medidas de seguridad activa y pasiva que no siempre se encuentran todas en los coches de ocasión. 
  • Disponen de dos años de garantía (por ley), algunos fabricantes ofrecen más; los coches usados comprados en concesionario o tienda tienen un año (también hay quien ofrece dos) y si proceden de un particular ninguna. Quien vende un coche de segunda mano -profesional o particular-, por muy honesto que sea, bien puede ser que ignore posibles golpes, averías o desgastes prematuros de algunos de sus componentes debidos a un mal uso y que todavía no han dado ningún síntoma.
  • Se pueden asegurar a todo riesgo, lo que entre otras ventajas, supone que la compañía de seguros se hace cargo de los daños materiales propios imputables al conductor; los usados sólo si son bastante nuevos, en cuyo caso el precio también se acercará en igual proporción al de un coche recién salido de fábrica.

Mover esta palanca bien coordinada con dos pedales es algo que a casi todos
nos ha traído un tiempo por la calle de la amargura. Hace tiempo que, en general,
considero el cambio manual muy primitivo e impropio de nuestra época.
¿Por qué de gasolina? 
  • Cuestan algo menos que el mismo coche con un motor diésel equivalente. 
  • Precisan de algo menos de mantenimiento y estas operaciones son algo menos caras. 
  • Las averías y recambios también cuestan menos. 
  • Pesan menos. 
  • Alargan la vida de los elementos mecánicos relacionados con dirección, transmisión, suspensión, frenos y ruedas. 
  • En general, se puede afirmar que son menos delicados y más fiables, así como menos sensibles a errores de conducción o de mantenimiento. 

Esto último enlaza con un hecho muy difícil de probar pero que se da con mucha frecuencia y que afecta mucho más a hombres que a mujeres: errores de conducción aparte (bastante bien repartidos entre ambos sexos), la forma en que solemos empezar a conducir nosotros en nuestros años mozos provoca más averías, más graves y caras en los motores diésel que en los de gasolina. Entre dos coches idénticos con el mismo motor diésel, conducido uno por un hombre de 45 años y el otro por un joven de 25, por ejemplo, si ambos empezaron a conducir más o menos esos coches con 19 años, el de el joven tendrá un historial de percances mecánicos más largo y serio que el del conductor veterano, que probablemente no tenga ninguno. No es un hecho empírico, desde luego, pero sí algo que he podido constatar sistemáticamente hablando con antiguos alumnos. 

Los motores diésel utilizan un combustible que en España tiene un precio algo inferior a la gasolina porque se grava con menos impuestos, cosa que siempre se ha hecho así hasta ahora pero que puede cambiar en cualquier momento, y el consumo es menor; de modo que si se hacen muchos miles de kilómetros al año con ellos se amortiza el mayor gasto de mantenimiento y compra, pero han de hacerse, en números redondos y aproximadamente, del orden de 25.000 km/año o más. 

Esta avería la tuve tres veces y en el mismo coche: EGR obstruida con
exceso de carbonilla. Dos me coincidió en garantía, la otra no, se saldó con unos 300 €.
Fuente: www.actualidadmotor.com
Por otra parte, parece que los motores diésel ya han sido condenados a desaparecer, al menos en los turismos, el escándalo de Volkswagen -que aún nos dará sorpresas- creo que es una prueba de ello. Naturalmente, esto último no es más que una opinión muy personal, en realidad no sé lo que nos deparará el futuro ni a corto plazo, no obstante pienso que la industria del automóvil está ante una gran encrucijada en la que han aparecido nuevos actores como Tesla, Google y Apple, empresas muy poderosas con obtienen beneficios anuales superiores a los presupuestos de muchos países en el mismo periodo. Todo parece indicar que hay una clara y fuerte apuesta por los motores híbridos y eléctricos, quizá también por la pila de combustible y la electrificación de las carreteras, más o menos a semejanza de las vías de ferrocarril. 

Hablando de automóviles eléctricos e híbridos, también serían una opción a tener presente, sobre todo los segundos; para los primeros, hoy por hoy, hay que tener muy bien definido el uso que se haría de ellos.

Potencia. En números redondos, en torno a los 100 cv, unos 80 cv como mínimo. Frecuentemente nos aconsejan potencias inferiores, a veces hasta es muy tentador, “total, para una chica”, “total, para un novato”, “para andar por aquí y alrededores”... Son frases muy recurrentes, pero lo cierto es que, normalmente y en menos de un año, esa persona experimente muy contrariada que el coche no sólo se le queda corto de prestaciones en muchas circunstancias sino que también eso es un peligro y del que nunca se habla.

Cambio automático. Si se puede adquirir un coche nuevo (y según presupuestos incluso usado), es muy recomendable valorar seriamente que este tenga cambio automático, hasta el punto de que es preferible comprar un coche de un segmento inferior con tal de disponer de él y así compensar el sobreprecio que normalmente conlleva el cambio automático. ¿Por qué lo recomiendo, y muy vivamente? Porque es un factor de seguridad activa muy notable, en primer lugar; y en segundo porque tampoco es nada extraño que el incremento de precio que supone quede amortizado por las averías que se evitan. 

Imaginen que el coche plateado tiene un "Stop" y caló el motor al salir.
Imaginen que el otro conductor no puede detenerse ni esquivar.
Fuente: www.coches.net
El cambio de marchas convencional o manual es una fuente de problemas no sólo en nuestros primeros días como conductores, si no durante semanas, meses e incluso años; conozco conductores veteranos que siguen teniendo errores de principiante con la selección de las marchas, el uso combinado de pedales y palanca y las decisiones que toman en su utilización. Errores, que no pocas veces, son una de las causas de bastantes accidentes. 

Imagínese saliendo de un “Stop” o Ceda el paso” en el que ha tenido que detenerse, ve que se aproxima un automóvil por la calzada que tiene preferencia, pero considera que “le da tiempo” a cruzar esa vía o a ponerse delante de él sin molestarle; cree que ya tiene seleccionada la primera velocidad -pero en realidad está en tercera-, intenta salir de la detención y cala el motor. 

Puede que el coche no se mueva prácticamente nada y hasta le haya hecho un favor al impedirle salir, pero también es posible que pegase un fuerte y brusco tirón hacia adelante previo a la parada del motor quedándose detenido en la trayectoria del vehículo que circula con preferencia, y cuyo conductor, confiado en su detención (le vio quieto), no aminorase la velocidad o muy poco o la incrementase después de hacerlo confiado en que le vio detenido en los instantes previos; es muy posible que ya no pueda frenar lo suficiente ni esquivarle... habrá generado, pues, un grave accidente cuyas consecuencias serán cuestión de diversos azares, ¿verdad? Bien, esto es sólo un ejemplo, muy típico, puede haber muchos más. El cambio automático no puede evitar una decisión equivocada, pero elimina de un plumazo los fallos de ejecución.

Los coches híbridos siempre llevan cambio automático.
¡Esto es otra cosa!
Fuente: www.km77.com
Para no alargarme demasiado creo que basta con que recuerde los errores que ha tenido con el cambio de marchas cuando estuvo en la autoescuela y se pregunte si realmente están superados; en los expedientes de examen se ven casi siempre anotaciones de faltas relacionadas con el cambio de marchas (es muy excepcional lo contrario), incluso cuando el resultado es de “apto”. Por otra parte, yo no conozco a nadie, ni a una sola persona, que haya pasado del cambio manual al automático y quiera volver al primero. 

En la próxima entrada les hablaré del paso por el concesionario y de mi experiencia con sus vendedores, también sobre esos acompañantes que tantas personas quieren llevar a su lado en sus primeros días y cuya actitud, generalmente, hace que muy pronto se arrepientan. Acabo esta, aconsejándoles que cuando piensen en comprar un coche -sea como sea- lo hagan con calma y sin ninguna prisa, pruébenlo, recuerden siempre que un automóvil no es un electrodoméstico, asumimos una importante responsabilidad, lo pagamos con nuestro dinero, tenemos mayoría de edad, nos acompañará durante bastantes años, debe gustarnos -sea viejo o no-, será en buena parte prolongación de nuestra casa y nuestro cuerpo, ¡vamos dentro! Y si nos equivocamos en la compra, normalmente, tendremos que seguir con él por mucho tiempo. 

6 comentarios:

  1. Hola Esteban. Como siempre es un placer leerte, especialmente en estos posts tan llenos de sentido común y tan alejados de tópicos.
    Puedo decir, sobre el cambio automático, que todo lo que dices es cierto. Es más, ver (o sentir) como el coche cambia de marchas (el mío es robotizado) es una lección de cómo hacerlo correctamente. Yo también creo que el juego de pedales-palanca no es tan obvio como se supone. No sé si es por torpeza personal o porque realmente no lo es. Yo también he visto coches calados al salir de una intersección. Un peligro nada despreciable y totalmente evitable. Además esta tendencia a querer ir con alguien 'por si acaso' no sé si es tan necesaria hoy en día que llevamos un móvil encima y disponemos de servicios de asistencia en carretera. Estoy completamente de acuerdo en que es mucho mejor, al principio, ir sólo. Si no, es como intentar resolver un problema de matemáticas con alguien encima. Y también recomendaría una exposición 'gradual'. Comenzar a practicar sólo en hora punta... no.
    Espero tu entrada sobre los concesionarios. Yo acostumbro, cuando paso por delante de uno, si tengo unos minutos, a entrar pidiendo información. No estoy en la época de buscar mi primer coche, pero sí de informarme para cuando el mío deje de funcionar. Y sí, el tema híbrido también lo tengo en cuenta.
    Saludos!

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    1. Moltes gràcies, Elisa!
      Pues sí, el cambio automático ofrece muchísimas ventajas y mucha más seguridad; en realidad, es raro encontrase con conductores veteranos que trabajen bien el cambio manual y que no sean profesionales. Después de tener el carnet, la mayoría de los alumnos deberían dar unas clases más con el fin de perfeccionarse en el uso del cambio.
      El juego de pedales y palanca, bien coordinado con las circunstancias de cada momento y en cada coche en concreto, como bien dices no es nada obvio; ¿torpeza? Puede ser, desde luego, pero superarla sólo supone más trabajo y esfuerzo durante más tiempo, nada más. En algún artículo de don Arturo, contaba que una vez un responsable de pruebas de Porsche le felicitó por cómo cambiaba de marchas y le dijo que era el único periodista del motor al que había visto usarlo tan bien, y ya ves de qué grupo de conductores estamos hablando, se supone que de los mejores, y aún así...
      Buen ejemplo lo del problema de matemáticas, y la exposición al riesgo debe ser gradual, desde luego. Hay que empezar por lo fácil, pero a pesar de decirlo mil veces, ¿sabes dónde se estrenaban muchos de mis alumnos? Yendo con parientes y amigos a un centro comercial un viernes o sábado por la tarde, con un corto recorrido por autopista cuya salida y entrada, en esos días, siempre se complica mucho, si además llueve y es de noche, como en esta época... así que bastantes de ellos después estaban traumados y no volvían a conducir en varias semanas.
      A mí también me gusta visitar concesionarios de vez en cuando, a ver si en esta semana tengo listo mi experiencia en ellos. Es un mundo bastante misterioso.
      ¡Saludos!

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    2. ...O no vuelven a conducir nunca en su vida, si lo pueden evitar. Imagínate: tránsito intenso, las miradas de la familia encima... el caldo de cultivo para agobiarse y acabar haciéndolo mal...en algo que puede causar daño a alguien. Un desastre.
      A mí me gusta visitar concesionarios. Pero no tengo experiencia de comprar en ninguno.
      Saludos!

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    3. Efectivamente, hay personas que lo dejan tras una experiencia así. Es muy agobiante, pero también muy fácil de evitar. No sé muy bien porqué ocurre, supongo que falta de carácter, exceso de optimismo, no querer defraudar a los demás, ceder a sus presiones, “olvidar” de pronto todos los consejos y lo aprendido como quien tira un café que acaba de pedir y pagar, ser emocionalmente muy dependiente... supongo que algo de esto o una mezcla de todo ello. Pero además, también tenemos un carácter un tanto peculiar y retorcido que, en referencia a esto, oí explicar una vez a un señor en una conferencia; decía que hay gente a la que le avisas de que quien pase por una determinada puerta con una chaqueta amarilla se va a encontrar al otro lado con un hombre escondido armado con un palo para darle con él en la cabeza, y, sostenía este señor, que la mayoría nos pondríamos una chaqueta amarilla y pasaríamos por esa puerta con el banal argumento de “pues a ver si es verdad, hombre”.
      ¡Saludos!

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    4. Bueno, supongo que es muy complejo. Todos tienen unas expectativas de nosotros que nos marcan mucho.
      Y de hecho, nos falta mucha y mucha independencia emocional.
      Saludos!

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    5. Es verdad, Elisa, pero es necesario crecer, extender las alas y volar. Lo que en absoluto implica ser despegados o insolidarios. Además, conduciendo asumimos una seria responsabilidad de la que solo nos van a pedir cuentas a nosotros llegado el caso, ya sabes.
      Vivimos en una sociedad que parece que está pasmada, como se decía de aquel famoso rey de triste recuerdo. En fin, a ver si poco a poco vamos acercándonos a un cierto equilibrio.
      ¡Saludos!

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